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jueves, 14 de agosto de 2014

FEO

Mi primo Cástulo parecía ser alguien desafortunado. Desde que nació, cuando yo tenía 5 años, su rostro nos pareció “chistoso”. La familia entera, en especial las mujeres, hacían buenos comentarios a los padres pero se notaba que fingían.

Todos lo cargaban pero creo que más por obligación que por un deseo honesto. Si el padre del bebé quería tomar una foto, le decían: “No ¿No ves que le puede hacer daño el flash? Está muy pequeño”. En realidad lo que pasaba era que el nene estaba feo, y nadie quería una foto en el álbum con él.

En reuniones familiares, antes de que los padres de Cástulo llegaran, se escuchaban comentarios sobre él como: “Ojalá que cuando crezca se componga”, “Pobre niño, está bien feíto”; el más manchado era el de mi tío Hugo, contaba prácticamente un chiste: “Cuando el niño nació el doctor dijo que lo soltaría. Si caía al piso era un humano, si volaba era murciélago”, todos se soltaban a reír. El silenciador de aquellos comentarios y carcajadas era la llegada del propio Cástulo y sus papás.

Cumplió 16 años y la situación seguía sin favorecerle. Tenía un cabello más rebelde que el de los elotes, sus mirada parecía ser siempre triste, acentuada por unos oscuros anillos orbitarios que parecían ojeras de mapache, cosa que le había valido su apodo, El Mapa. Alto, su cabeza era larga, cual Herman Munster; nariz en forma de cacahuate garapiñado, rostro lleno de cacarizos, dientes desalineados con brackets y unos labios delgados que apenas se notaban. Su complexión era delgada, pero su cuerpo parecía estar siempre desganado, los brazos le colgaban como los de un orangután que ha saciado su hambre; sobresalía una pequeña panza de perro parado. Ni su nombre ayudaba a remediar un poco lo que la naturaleza le había dado.

Siempre se ponía a platicar conmigo cuando me encontraba en la calle. Esto me incomodaba porque tenía la suerte que las 2 chavas que me gustaban pasaban siempre que yo estaba con él. Ellas ni se fijaban en mí, se quedaban viendo a mi primo con cara de desagrado y apresuraban su paso. “Es tu primo, apóyalo” me decía a mí mismo para convencerme de no dejarlo ahí abandonado, hablando solo.

Su tema de conversación, el de siempre. Le gustaba Paulina, la niña más bonita de su prepa y no encontraba la forma de acercarse a ella. Para mí, ella era una odiosa, vanidosa y caprichosa que se creía mucho dado su aspecto físico. Pero sin duda era hermosa; tanto así que incluso yo podía notar la mirada de sus compañeros y profesores hacia ella cuando iban caminando por la calle, a todos los traía cacheteando banqueta. Paulina lo sabía bien y se aprovechaba de ello. Quizá por eso se decidió a andar de novia con Rodrigo, el tipo más estúpido que he conocido; no obstante, aquél individuo era el hijo del empresario más grande de la población: un gordo prepotente,  dueño de una pequeña cadena de mueblerías.

Por las tardes se les podía ver a bordo de una camioneta color negro, lujosa y de doble cabina. Canciones de alto nivel folclórico como pueden llegar a ser las de Wisin y Yandel, Chino y Nacho, o Los Titanes de Durango, hacían retumbar los woofers de sus sistema de audio. A Cástulo esta situación lo desesperaba y lo molestaba de sobremanera. La pareja ambulante reproducía intencionalmente una canción cuando miraban a mi primo:

Nanga Ti Feo, ti feo ni na neni
Neguidubi da shi don
Nenechachaga Naneni

- Ya me tiene hasta la madre esa canción. No puedo creer que Paulina ande con ese idiota.- me decía Cástulo siempre que los veíamos.

- Pero esa morra es una interesada. Todos sabemos que Rodrigo es bien pendejo, ella sólo anda con él por su varo.

- No mames, pero mírame. Estoy bien pinche feo. Nunca me va a hacer caso. Hasta mi nombre es horrible. ¡Cástulo! ¿Qué estaban pensando mis padres cuando me pusieron ese nombre?

Ahí sí, mejor me quedaba callado porque no había ningún argumento para contradecirlo. En lugar de darle ánimos con palabras, sólo le daba palmaditas en la espalda.

Un sábado lo vi por la tarde, después de eso no lo miré por meses. Mi madre le preguntó a mi tía por él obteniendo un simple “Ahí anda” como respuesta. El tema de Cástulo era evadido con descaro. Luego nos enteramos que no estaba yendo a la escuela, había pedido permiso para un año sabático ¿Seguía viviendo en su casa? ¿Qué cosa misteriosa estaba haciendo mi primo ahora?

Llegó el nuevo ciclo escolar. Un lunes por la tarde alguien llamó a la puerta de mi casa. Abrí y se encontraba un tipo alto, bien peinado, con una cantidad discreta de gel en el cabello, sobre su frente se formaba un copete digno de personaje político absurdo. Su rostro era liso, parecía nalga de bebé. Su playera ajustada, típica de cualquier hombre presumido que ha tenido buen resultado en el gimnasio, marcaba un abdomen cercano al de Aquaman. La sonrisa ni qué decir, no había anuncio de pasta dental que la igualara.

- ¡Cómo andas, Ulises!- me dijo con un ánimo que se veía hasta en sus mirada.

- ¿Cástulo?- sus ojos tristes, ya sin ojeras, y su tono de voz me hicieron reconocerlo- ¡¿Qué te hicieron?! ¿Dónde te habías metido?

- Pues ya ves. Me fui a Cuernavaca un año a vivir con un primo de mi papá, y pues me di un nuevo aire.

- ¿Y cómo le hiciste?

- Pues es que él tiene una clínica de belleza, así que me di mi arreglada.

- ¡Pinche metrosexual! Maldito mirrey- le dije en tono de broma.

Me invitó a un bar, tomamos una chela y mientras platicábamos podía notar una enorme diferencia en él. Se había convertido en un tipo egoísta, presumido, su esnobismo era desmedido. Vestía ropa de marcas exclusivas, carísimas. Decía que tendría que viajar muy seguido a diferentes partes del país porque había conseguido trabajar en una agencia de modelaje. Contaba también que regresó para demostrarle a todos los que antes le hacían burla que ahora podía ligarse a cualquier chica. Mientras hablaba, Paulina entró al lugar acompañada de Rodrigo. Cástulo la vio e inmediatamente adoptó una pose exagerada, presumiendo sus nuevos bíceps.

Esto a mí me pareció de lo más ridículo que había visto en mi vida. A Paulina no; ella no tardó en mirarlo, no lo reconoció y convenció a su novio de sentarse frente a la barra, quedando ella junto a mi primo. Ambos sonrieron coquetamente entre ellos. Cástulo siguió charlando conmigo de pura chingadera, parecía que el gimnasio le había absorbido toda la inteligencia y la humildad. La verdad es que yo no le creía nada, pero Paulina escuchaba atenta; cuando Rodrigo se descuidó un poco, ella puso su mano derecha en el muslo de Cástulo.

En un milésima de segundo, el dueño de la camioneta ostentosa notó que su novia estaba flirteando con el mamey de al lado. Los ánimos se encendieron, pero bastó que ambos se pusieran de pie para notar que el físico renovado de mi primo era imponente. Rodrigo prefirió abandonar el lugar dejando a su rival el terreno libre para conquistar a la codiciada Paulina. Desde ese momento me convertí en un objeto sin importancia, un consumidor solitario en el bar. Cástulo salió del lugar abrazando a Paulina, se fue tomándola de la cintura, ni siquiera se despidió de mí.

En la familia se corría el rumor de que mi primo ahora era un grosero con sus padres; sin embargo, seguía siendo una especie de imagen de éxito para mis parientes por haber salido a vivir a otra ciudad, conseguir un trabajo bien remunerado y tener como novia a una de las mujeres más atractivas de nuestra población.

Su presencia llegó a ser castrante para mí cuando estábamos en el mismo sitio. Si el nombre de Cástulo era feo, la persona que lo poseía era horrible. Si a eso le llaman éxito y belleza, prefiero ser un feo fracasado, uno en el que la actitud sea más importante que su físico o que su nombre.



(Imagen tomada de http://es.wikipedia.org/wiki/Facepalm)

viernes, 11 de julio de 2014

PROFECÍA


- ¿Y ustedes qué tocan?

- Pues música ¿Qué más?

- Eso ya lo sé pero…

- No hay por qué decir más al respecto. La música no debería ser clasificada.

Así comenzó la entrevista hecha por el reportero estrella de esa revista que circulaba por varios países y en varios idiomas a la banda más fascinante del momento. Un grupo de 3 jóvenes y un adulto maduro cautivaban al público de varios países.

El guitarrista era un chavo egipcio, Mohamed; alto, delgado, de piel color canela. Era el integrante más mítico de la banda. Tenía un cabello largo como cualquier trapeador y en cierta forma parecía uno, puesto que sus mechones eran cercanos a ser dreadlocks, daba la impresión de ser un monje hindú, cosa que se remarcaba debido a su espesa barba.

- ¿Cuáles son tus influencias?

- Procuro escuchar mucha música- Mohamed manejaba un español perfecto, con un acento latino tan audible como el de cualquier película doblada, destinada a distribuirse en México- me gusta empaparme del repertorio de sonidos que tiene el mundo. Puedo escuchar desde Tchaikovsky hasta The Scorpions o Tool, pasando por O Paralamas Do Sucesso, Gogol Bordello y Manu Chao. De todos se aprende algo. Últimamente he escuchado mucha electrónica, dubstep principalmente, me encantan los sonidos que logran Aoki y Skrillex. Creo poder replicar algunos de sus sonidos en la guitarra, uno nunca sabe qué canciones compondrá después. Si mis compañeros se animan, en el futuro haremos más mezcla de sonidos.

         Cuando Mohamed decía que escuchaba mucha música hablaba en serio. El periodista sintió escalofríos al oír Tchaikovsky, “Que no se ponga a conversar de música clásica” pensaba. Así que una vez dada la respuesta pasó con el bajista, Alfred, el australiano.

- Lo mismo para ti, tus influencias por favor.

- David Bowie, The Beatles, Bob Marley, Víctor Jara, pero sobretodo, los sonidos que salen de los instrumentos que tocan mis hermanos aborígenes en Australia.

Su respuesta fue directa, con la mirada fija en el suelo. Este bajista era, por mucho, el más introvertido de todos los integrantes y solía contestar las preguntas siempre del mismo modo, sin rodeos y de forma muy tímida. Contrariamente a lo que él reflejaba, era el más admirado por las fans. Su abdomen bien marcado se dejaba ver en sus presentaciones cuando el sudor hacía que su camiseta se transparentara mostrando las definidas formas de su “lavadero”. Además su rostro, decían ellas, les parecía tan inocente y pálido que estaba cercano a lo angelical.

         Pero no sólo él tenía cautivado al público. Natalia era también guitarrista, la latina de la agrupación. Su talento musical y vocal eran asombrosos. La venezolana tenía un cuerpo sexy en demasía. Traía babeando a los admiradores y cautivaba a todo aquél que la escuchaba cuando le tocaba ser la voz principal en algunas melodías.

- ¿Qué músicos te han inspirado, Natalia?

- Yo diría que Mercedes Sosa, Miho Hatori de Cibbo Matto, Sara Brightman, Amy Lee, Amy Winehouse, Chavela Vargas y Freddie Mercury en voz e inspiración. En cuanto a la guitarra, quizá Angus Young, Chuck Berry, Jimmy Page y Hendrix, desde luego.

Al fondo del cuarto el baterista sólo se reía mientras encendía su habano. Sus risas parecían de loco, pero en realidad a él le causaba mucha gracia lo que sus compañeros solían declarar a la prensa. Dietrich era el veterano del grupo. No podía ocultar su acento alemán, cosa por la cual era objeto de numerosas bromas en varios países. Eso a él le gustaba porque su personalidad lo hacía tener un humor especial que en cierta forma era una respuesta a todas las burlas.

- A mí ni me preguntes de mis influencias e inspiraciones. Yo no tengo nada de eso, yo lo que tengo son deidades de la música.

- ¿Entonces dígame cuál es su deidad superior?- preguntó el reportero un tanto avergonzado.

- Todavía no me decido: Justin Bieber, Miley Cyrus, Pablito Ruiz, Gloria Trevi y Moderatto están en la cima de mi Top Ten- Dietrich poseía un sarcasmo abrumador, pero lo decía de un modo tan serio que su interlocutor se quedó sin palabras.

“¿Cómo es que un baterista de esta calidad puede admirar a esos intérpretes?” pensaba el joven reportero.

- ¡Ah! Y no me hables de “usted” porque el hecho de que sea el mayor no significa que sea el más viejo ¿O qué, eres colombiano para hablarme así?

- No señor, soy mexicano.

- Entonces sabes de lo que hablo.

- Claro, perdone. Mejor dígame ¿Cómo se siente por el concierto de esta noche? Después de todo es su décimo aniversario y han logrado muchas cos…

- Ni mi hija y su novio son tan cursis como tú. Décimo aniversario ¡Por favor! Es lo mismo de siempre: subir y tocar muchas cosas iguales que se han venido acumulando en todo este tiempo. Me da pereza cantar y producir los mismos sonidos una y otra vez. Pero bueno, de esto vivo, así que no tengo opción. Estoy frente a las pirámides de Guiza, así que mejor lo disfruto.

         El joven entrevistador no sabía qué más preguntar. Fue intimidado por la actitud de este señor. Había escuchado por compañeros del medio que era un mamón pero se negaba a creerlo. Ahora que lo había comprobado de primera mano algo dentro de él quería decepcionarse, sin embargo no era posible, su admiración a cada integrante era mayúscula. Además ver a un baterista que también es vocalista en algunas piezas no era muy usual.

Ésa era la virtud de Prophecy, la banda ecléctica con 10 años de trayectoria más que exitosa: no tenían un frontman fijo, cada quien interpretaba diferentes canciones según la letra, el idioma o el género de la composición. Daba alegría poder observar y escuchar a un grupo que no sólo tuviera buena música y ejecución, sino también un sentido más profundo en su lírica, algo que no era vacío en absoluto.

Eran profesionales en sus instrumentos pero no se limitaban a ellos. Muchas de sus composiciones utilizaban instrumentos variados: ukulele, sintetizadores, piano, violín, banjo, fagot, sitar, acordeón, timbales, congas y hasta marimba, entre otros.

Canciones eléctricas, acústicas o híbridas les habían dado el reconocimiento de especialistas y miles de admiradores en gran variedad de países. Tenían el mundo a sus pies. Habían demostrado al planeta entero ser la agrupación independiente más exitosa, la banda con más ventas en los últimos 15 años. Tanto así que una cuarta parte de los boletos y su correspondiente transporte para llegar al concierto fueron cortesías de los 4 integrantes a su público.

El periodista ya tenía el nombre de su artículo: “Una banda fuera de este mundo”. Ahora sólo faltaba gozar el concierto y observar todos los detalles para escribir una buena crónica, como se lo había pedido su editor, como todos sus colegas y él mismo querían que fuera.

El venue se oscureció de pronto. Salió humo del piso del escenario. Miles de gargantas congregadas en el sitio gritaban ensordeciendo los oídos de todos los presentes, la razón era el evidente comienzo de este espectáculo.

Comenzaron a sonar las primeras notas de “Chihiro”, rola que Natalia compuso al notar que esa cinta era la favorita de sus compañeros músicos (quizá uno de los pocos puntos en común que tenían, después de la música, claro), convertida en uno de los mayores éxitos en la historia de Prophecy que excitaba aún más a la audiencia presente. Todos comenzaron a corearla acompañando a la venezolana.

Las últimas notas de esa canción fueron mezcladas con las primeras de “Ich will fliegen” (“Quiero volar”), una ópera metalera que finalizaba con notas de “Carmina Burana” reuniendo las voces de Dietrich y Natalia en un sonido espectacular, provocativo, apocalíptico.

Cuando los músicos comenzaban a entonar el crescendo, unas luces azules enceguecieron a todos los presentes, incluso a la banda, misma que no dejó de tocar. “¡Qué espectáculo tan más asombroso!” pensaban los asistentes. Las voces de la banda y los instrumentos se silenciaron de un instante a otro. Las luces desaparecieron en el cielo, sólo se veía el humo del escenario.

Nunca el título de un artículo había sido tan adecuado: “Una banda fuera de este mundo”. El joven periodista vivió y narró con letras uno de los acontecimientos más inexplicables. Los programas especiales en History Channel vinieron después.

(Imagen tomada de la página http://laprimeraplana.com.mx/2012/08/09/los-5-mejores-openings-de-conciertos-en-vivo/)






PD 1 (que aclara): Este texto fue producto de la inspiración después de ver Interstella 5555 de Daft Punk.

PD 2 (Que advierte): Jamás vean un producto cultural franco-nipón mientras piensan qué escribir o terminarán con algo similar a este relato.

PD 3 (que agradece): Gracias infinitas por leer y perdón por tanta ficción pedorra.

jueves, 24 de abril de 2014

CONCIERTO

Damián, Andrés y Román. Tres amigos miserables que nunca habían ido a un concierto masivo en su vida. Les gustaba el rock nacional (algo del internacional también) y siempre su sueño de asistir a un festival se había visto derrumbado gracias a la falta de dinero o a los exámenes que se les atravesaban en las fechas.

El Vive Latino era la meta fijada en sus mentes. Ahora que habían egresado de la carrera, la oportunidad era perfecta. Damián trabajaba en el centro telefónico de atención a clientes de un banco en el Distrito Federal; Andrés era caricaturista freelance en la misma ciudad y Román trabajaba como editor en una radiodifusora paraestatal de Oaxaca. El fin de semana estaba compuesto de días de descanso para los tres.

En el cartel de El Vive (que todavía era de 3 días) podían leerse nombres de bandas como  Lost Acapulco, Café Tacvba, Instituto Mexicano del Sonido y Foster The People para el sábado. El domingo estaban agendados Molotov, Kinky, La Lupita y AustinTV, entre otros.

Después de 3 llamadas telefónicas y 22 conversaciones de Facebook, llegaron al consenso de comprar los boletos para el sábado. Damián y Andrés eran primos que vivían en la misma casa con sus tíos, nunca habían visto tocar al Tacvba, habían oído que las presentaciones de la banda eran muy buenas por lo que no querían dejar pasar la oportunidad. Román ya los había visto en el Auditorio Guelaguetza pero un Vive le parecía una obligación en la vida.

- Ya tengo el varo para el boleto, wey ¿Y ahora cómo te lo mando?- Román nunca había girado dinero.

- Mándalo por el banco ése de Salinas Pliego. Yo acá lo cobro y me voy derechito a la fila del Foro Sol con Andrés- Damián parecía ser un erudito en envíos y cobros de lana.- Pero mándalo rápido porque los boletos volarán en cuanto se abra la taquilla.

Román corrió al cajero más cercano. Retiró del cajero $ 600.00 y a continuación corrió más rápido que Usain Bolt (sí, claro) hacia la sucursal del banco ése. Había una larga fila de señores y señoras que, al parecer, estaban cobrando las remesas que sus hijos enviaban desde el gabacho.

19 minutos después, Román estaba frente a ventanilla haciendo su envío. Le cobraron 15% de comisión, así que Damián recibiría sólo $ 510.00 ¡Pinche banco! Bueno, pero era el medio más rápido y más cercano a ambos para poder adquirir el boleto. Además, con esa feria alcanzaba y sobraba.

Esa misma noche la compra estaba confirmada. 3 boletos para el sábado. Damián hasta publicó una foto en Facebook en la que se podían ver 3 pases verdes correspondientes al evento y una máscara de luchador para alocarse cuando sonara Frenesick de Lost Acapulco. Román compró su boleto de autobús con una semana de anticipación. Sin duda sería la vivencia del año.

- Bueno, nos vemos el lunes.- Román se despidió de sus compañeros de trabajo con un sonrisa muy marcada en su rostro. - ¡Me voy al Vive!

El autobús salía a las 3 pm y tardaría 6 horas en llegar al DF. Así sucedió, el recorrido no tuvo mayor contratiempo. Damián había quedado en llegar a la Tapo por Román para ir a cenar y luego descansar en su casa. El plan era salir a las 10:30 de la mañana del sábado del metro Observatorio rumbo a Ciudad Deportiva.

La mañana del sábado, los tres muchachos se levantaron temprano. Nunca lo habían hecho con tanta precisión, en ningún examen ni cita a ciegas habían estado listos tan puntualmente.

- ¿Quieres ir al Vive Latino?- preguntó Damián a una de sus primas mientras recorría el pasillo de su casa, junto a Andrés y Román, rumbo a la puerta para ir a dicho festival.

-¡Sí!- contestó ella con notable emoción. Los ojos le brillaron un instante.

-¡Pues compra tu boleto, mensa!- Damián era conocido por su particular y cruel sentido del humor.

Salieron corriendo de esa casa para ver materializado su sueño. No pasaba de las 11:40 horas cuando se hallaban ya en la fila para ingresar al Foro. Podía verse una multitud de jóvenes con playeras en las que podía leerse “La vida es un gran baile”. Damián mientras más playeras así veía, más se emocionaba. Conforme iban avanzando podían verse todo tipo de souvenirs: tazas, camisetas, pósters, llaveros, libretas. Y eso que todavía no llegaban ni al primer filtro de los asistentes.

- ¡Fórmense, por favor!- gritaba un chavo de staff con chaleco fluorescente mientras indicaba con las manos a los asistentes en qué puerta debían de formarse, tratando de equilibrar las filas.

A Damián y Román les tocó en la misma puerta de acceso. El primero de ellos, que iba delante en la fila, presentó su boleto a una chica encargada de verificar sólo con tacto la autenticidad del pase. Ella pasó su uña por el anverso del mismo, hizo un gesto que aterró por un momento a Damián.

La chica volvió a hacerlo. Román veía cómo Andrés en su fila estaba ya del otro lado, rumbo al segundo filtro. Un hombre alto y robusto con pinta de personal de seguridad y radio de onda corta colgado en el cinturón se acercó a los jóvenes que no lograban pasar por la puerta, preguntó a la chica la situación. Andrés regresó a ver de cerca la escena y, por el contacto visual que tenían entre los tres amigos, el guardia hizo deducciones.
- ¿Vienen juntos los tres?- preguntó con seriedad rompemadres.

-Sí- respondió Román temeroso, al tiempo que no sabía si la había regado. Pero…no había de qué preocuparse ¿no? Damián había comprado los boletos en taquilla, eran genuinos.

El guardia pasó su uña y su reacción transmitió confianza a los tres amigos.

- Pásenle, no hay bronca- devolvió los boletos a los jóvenes.

Recuperaron el aliento ante tremendo susto. Ahora Damián, Andrés y Román se enfilaban confiados hacia el segundo filtro donde también había personal de staff organizando el acceso. Ahora cada portero tenía un scanner en la mano. Con ellos leían el código de barras de cada boleto.

Ahora Andrés iba a la delantera. Presentó su entrada. El scanner lanzó su rayo infrarrojo. Un sonido de alerta se dejó oír.

- No, no pasa- dijo el chavo de la entrada.

- A ver, revísele otra vez- Andrés estaba pálido.

Otra vez el ruido.

- Aquí está el mío- Román estiró la mano presentando su entrada.

Sonido de alerta.

- Tampoco.

- ¿Y el mío?- Turno de Damián.

Alerta. Podía leerse en la pantalla del scanner un leyenda “INVALID CODE”.

Se acercó el supervisor del personal:

- ¿Qué pasó?

- No pasan sus boletos- replicó el joven del dispositivo lector.

El supervisor pidió los boletos. Los tres amigos se los entregaron.

- ¡Uy, no, chavos!- Exclamó inmediatamente al verlos y palparlos. – Estos boletos son falsos.

Esa última frase retumbó en los oídos de cada uno de los tres jóvenes, como si fuera una escena en cámara lenta. Peor que cualquier drama griego. A Homero no se le pudo ocurrir una desgracia mayor mientras escribía La Ilíada o La Odisea. Sonaba y se repetía:

S-O-N      F-A-L-S-O-S

- Pero si los compramos en taquilla, no puede ser- dijo Román todo alterado.

- Pues yo no sé, chavos. Pero éstos tres no pasan. Les voy a pedir que se retiren de la fila para que puedan pasar los demás. Si quieren chequen a ver a quién le pueden reclamar- El supervisor los iba empujando sutilmente hacia la valla de la orilla.

            Ahí, Damián, Andrés y Román se toparon con otros siete chavos en la misma situación.

- ¡Mta madre! Por comprar en la pinche reventa- le reclamaba uno de ellos a su acompañante.

- No mames, Damián. Vamos a reclamar. Si tú sí los compraste en taquilla- Román insistía muy nervioso, intranquilo.

Damián suspiró hondo, andaba cabizbajo:

- No los compré en taquilla. Un culero de mi chamba me los consiguió porque ya se habían agotado. Me dijo que él tenía un pariente chambeando para ticketmaster, que no había broncas.

- ¡Valiendo madre! Lo bueno es que es de tu chamba y le puedes pedir el dinero de regreso- Román no se resignaba.

- Ya ni ha ido, creo que sólo iba a capacitación.- Decía un Damián notablemente decepcionado al tiempo en que el resto de los defraudados proponían: “Más tarde venimos y damos el portazo”.

Los tres amigos decidieron regresar a la entrada, ahí junto a las escaleras del metro. Mientras caminaban veían cómo un considerable número de policías entraban. El portazo no sería viable. Damián sabía que en su casa todos siempre esperaban un error para devolverle sus pesadas bromas. No quería llegar derrotado. Después de examinar sus opciones, los tres supieron que no había de otra.

Llegando a su domicilio. Damián decidió correr sin decir nada a nadie directo a su recámara. Andrés y Román lo alcanzaron acompañados de los tíos y la prima. Era imposible que esto no se supiera. Fueron burlados, sermoneados y consolados.


Los tíos propusieron ir a rentar unas películas en una plaza cercana. Todos aceptaron. Mientras viajaban en el coche, Óscar (que iba manejando), uno de los tíos de Damián prendió la radio y sintonizó Reactor 105.7. En ese instante sonaba una rola emblemática del Tacvba: Pinche Juan en vivo desde el Foro Sol.

Foto real de ese Vive Latino (2012)