- ¿Y ustedes qué tocan?
- Pues música ¿Qué más?
- Eso ya lo sé pero…
- No hay por qué decir más al respecto. La música
no debería ser clasificada.
Así comenzó la entrevista
hecha por el reportero estrella de esa revista que circulaba por varios países y
en varios idiomas a la banda más fascinante del momento. Un grupo de 3 jóvenes
y un adulto maduro cautivaban al público de varios países.
El guitarrista era un
chavo egipcio, Mohamed; alto, delgado, de piel color canela. Era el integrante
más mítico de la banda. Tenía un cabello largo como cualquier trapeador y en
cierta forma parecía uno, puesto que sus mechones eran cercanos a ser dreadlocks, daba la impresión de ser un
monje hindú, cosa que se remarcaba debido a su espesa barba.
- ¿Cuáles son tus influencias?
- Procuro escuchar mucha música- Mohamed manejaba
un español perfecto, con un acento latino tan audible como el de cualquier
película doblada, destinada a distribuirse en México- me gusta empaparme del
repertorio de sonidos que tiene el mundo. Puedo escuchar desde Tchaikovsky
hasta The Scorpions o Tool, pasando por O Paralamas Do Sucesso, Gogol Bordello
y Manu Chao. De todos se aprende algo. Últimamente he escuchado mucha
electrónica, dubstep principalmente,
me encantan los sonidos que logran Aoki y Skrillex. Creo poder replicar algunos
de sus sonidos en la guitarra, uno nunca sabe qué canciones compondrá después.
Si mis compañeros se animan, en el futuro haremos más mezcla de sonidos.
Cuando
Mohamed decía que escuchaba mucha música hablaba en serio. El periodista sintió
escalofríos al oír Tchaikovsky, “Que no se ponga a conversar de música clásica”
pensaba. Así que una vez dada la respuesta pasó con el bajista, Alfred, el
australiano.
- Lo mismo para ti, tus influencias por favor.
- David Bowie, The Beatles, Bob Marley, Víctor
Jara, pero sobretodo, los sonidos que salen de los instrumentos que tocan mis
hermanos aborígenes en Australia.
Su respuesta fue directa,
con la mirada fija en el suelo. Este bajista era, por mucho, el más
introvertido de todos los integrantes y solía contestar las preguntas siempre
del mismo modo, sin rodeos y de forma muy tímida. Contrariamente a lo que él
reflejaba, era el más admirado por las fans. Su abdomen bien marcado se dejaba
ver en sus presentaciones cuando el sudor hacía que su camiseta se
transparentara mostrando las definidas formas de su “lavadero”. Además su
rostro, decían ellas, les parecía tan inocente y pálido que estaba cercano a lo
angelical.
Pero
no sólo él tenía cautivado al público. Natalia era también guitarrista, la
latina de la agrupación. Su talento musical y vocal eran asombrosos. La
venezolana tenía un cuerpo sexy en demasía. Traía babeando a los admiradores y
cautivaba a todo aquél que la escuchaba cuando le tocaba ser la voz principal
en algunas melodías.
- ¿Qué músicos te han inspirado, Natalia?
- Yo diría que Mercedes Sosa, Miho Hatori de Cibbo
Matto, Sara Brightman, Amy Lee, Amy Winehouse, Chavela Vargas y Freddie Mercury
en voz e inspiración. En cuanto a la guitarra, quizá Angus Young, Chuck Berry, Jimmy
Page y Hendrix, desde luego.
Al fondo del cuarto el
baterista sólo se reía mientras encendía su habano. Sus risas parecían de loco,
pero en realidad a él le causaba mucha gracia lo que sus compañeros solían
declarar a la prensa. Dietrich era el veterano del grupo. No podía ocultar su
acento alemán, cosa por la cual era objeto de numerosas bromas en varios
países. Eso a él le gustaba porque su personalidad lo hacía tener un humor
especial que en cierta forma era una respuesta a todas las burlas.
- A mí ni me preguntes de mis influencias e
inspiraciones. Yo no tengo nada de eso, yo lo que tengo son deidades de la
música.
- ¿Entonces dígame cuál es su deidad superior?-
preguntó el reportero un tanto avergonzado.
- Todavía no me decido: Justin Bieber, Miley Cyrus,
Pablito Ruiz, Gloria Trevi y Moderatto están en la cima de mi Top Ten- Dietrich poseía un sarcasmo
abrumador, pero lo decía de un modo tan serio que su interlocutor se quedó sin
palabras.
“¿Cómo es que un
baterista de esta calidad puede admirar a esos intérpretes?” pensaba el joven
reportero.
- ¡Ah! Y no me hables de “usted” porque el hecho de
que sea el mayor no significa que sea el más viejo ¿O qué, eres colombiano para
hablarme así?
- No señor, soy mexicano.
- Entonces sabes de lo que hablo.
- Claro, perdone. Mejor dígame ¿Cómo se siente por
el concierto de esta noche? Después de todo es su décimo aniversario y han
logrado muchas cos…
- Ni mi hija y su novio son tan cursis como tú.
Décimo aniversario ¡Por favor! Es lo mismo de siempre: subir y tocar muchas
cosas iguales que se han venido acumulando en todo este tiempo. Me da pereza
cantar y producir los mismos sonidos una y otra vez. Pero bueno, de esto vivo,
así que no tengo opción. Estoy frente a las pirámides de Guiza, así que mejor
lo disfruto.
El joven
entrevistador no sabía qué más preguntar. Fue intimidado por la actitud de este
señor. Había escuchado por compañeros del medio que era un mamón pero se negaba
a creerlo. Ahora que lo había comprobado de primera mano algo dentro de él
quería decepcionarse, sin embargo no era posible, su admiración a cada
integrante era mayúscula. Además ver a un baterista que también es vocalista en
algunas piezas no era muy usual.
Ésa era la virtud de Prophecy, la banda ecléctica con 10 años
de trayectoria más que exitosa: no tenían un frontman fijo, cada quien interpretaba diferentes canciones según
la letra, el idioma o el género de la composición. Daba alegría poder observar
y escuchar a un grupo que no sólo tuviera buena música y ejecución, sino
también un sentido más profundo en su lírica, algo que no era vacío en
absoluto.
Eran profesionales en sus
instrumentos pero no se limitaban a ellos. Muchas de sus composiciones utilizaban
instrumentos variados: ukulele, sintetizadores, piano, violín, banjo, fagot,
sitar, acordeón, timbales, congas y hasta marimba, entre otros.
Canciones eléctricas,
acústicas o híbridas les habían dado el reconocimiento de especialistas y miles
de admiradores en gran variedad de países. Tenían el mundo a sus pies. Habían
demostrado al planeta entero ser la agrupación independiente más exitosa, la
banda con más ventas en los últimos 15 años. Tanto así que una cuarta parte de
los boletos y su correspondiente transporte para llegar al concierto fueron
cortesías de los 4 integrantes a su público.
El periodista ya tenía el
nombre de su artículo: “Una banda fuera de este mundo”. Ahora sólo faltaba
gozar el concierto y observar todos los detalles para escribir una buena
crónica, como se lo había pedido su editor, como todos sus colegas y él mismo
querían que fuera.
El venue se oscureció de pronto. Salió humo del piso del escenario.
Miles de gargantas congregadas en el sitio gritaban ensordeciendo los oídos de
todos los presentes, la razón era el evidente comienzo de este espectáculo.
Comenzaron a sonar las
primeras notas de “Chihiro”, rola que
Natalia compuso al notar que esa cinta era la favorita de sus compañeros
músicos (quizá uno de los pocos puntos en común que tenían, después de la
música, claro), convertida en uno de los mayores éxitos en la historia de Prophecy que excitaba aún más a la
audiencia presente. Todos comenzaron a corearla acompañando a la venezolana.
Las últimas notas de esa
canción fueron mezcladas con las primeras de “Ich will fliegen” (“Quiero
volar”), una ópera metalera que finalizaba con notas de “Carmina Burana” reuniendo las voces de
Dietrich y Natalia en un sonido espectacular, provocativo, apocalíptico.
Cuando los músicos
comenzaban a entonar el crescendo,
unas luces azules enceguecieron a todos los presentes, incluso a la banda,
misma que no dejó de tocar. “¡Qué espectáculo tan más asombroso!” pensaban los
asistentes. Las voces de la banda y los instrumentos se silenciaron de un
instante a otro. Las luces desaparecieron en el cielo, sólo se veía el humo del
escenario.
Nunca el título de un
artículo había sido tan adecuado: “Una banda fuera de este mundo”. El joven
periodista vivió y narró con letras uno de los acontecimientos más
inexplicables. Los programas especiales en History
Channel vinieron después.
(Imagen tomada de la página http://laprimeraplana.com.mx/2012/08/09/los-5-mejores-openings-de-conciertos-en-vivo/)
PD 1 (que aclara): Este texto fue producto de la inspiración después de ver Interstella 5555 de Daft Punk.
PD 2 (Que advierte): Jamás vean un producto cultural franco-nipón mientras piensan qué escribir o terminarán con algo similar a este relato.
PD 3 (que agradece): Gracias infinitas por leer y perdón por tanta ficción pedorra.
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