El camión de pasajeros se detuvo inesperadamente, como si
alguien, de la nada, hubiera atravesado un muro en su camino. Podría
interpretarse como si los años de experiencia del chófer hicieron que se
detuviera a tiempo, implicando que los pasajeros experimentaran la inercia en
carne propia estrellando sus cuerpos contra los respaldos de los asientos
frente a ellos. Podía oírse ahora quejidos de dolor y llantos de un bebé que
también se había golpeado. El conductor estaba blanco del temor.
Néstor era un universitario, había decidido estudiar una
carrera que sus padres siempre reprochaban: “Pero de eso no vas a encontrar
empleo, está muy saturada”, comunicación. Era cierto pero hoy, muchas están
saturadas. Además, escribir guiones era su pasión. Siempre se le podía ver
escribiendo historias en su tiempo libre.
Originario de Tapachula, tuvo que cambiar su residencia a
Tuxtla Gutiérrez, donde se ubicaba el campus de la UACh que impartía esa
licenciatura. Habían pasado ya 7 de los 9 semestres que contemplaba la carrera.
En ese último año tuvo que conseguir nuevos roomies, porque la gente con la que
había compartido depa el tiempo anterior estaba por desertar debido a las bajas
calificaciones. No tardó mucho en encontrar a compañeros que buscaban un lugar
en renta. La casa estaba en un barrio sumamente tranquilo, por la calle pasaba un canal que servía para desahogar el agua de la ciudad cuando llovía demasiado.
Rolando estudiaba comunicación, era 2 años menor que
Néstor, estaba por empezar el cuarto semestre de Comunicación; extrovertido,
con un talento y pasión por la fotografía notable entre su grupo, ambos se
habían convertido en grandes amigos desde que se conocieron en un concurso de
fonomímica. Pedro era el más aplicado del salón (tenía beca por ser el mejor
promedio) compañero de grupo de Néstor, no eran grandes amigos pero tampoco se
odiaban.
Pedro y Rolando se conocían y aunque no eran personas del
mismo estilo, podía decirse que tenían habilidades complementarias. Los tres
futuros comunicólogos juntos en una casa, serían grandes compañeros y un buen
equipo de trabajo en caso de que se armaran proyectos extra-escolares o sería
una bomba de tiempo debido a sus diferentes modos de vida.
Cuando comenzaba el octavo semestre, Néstor conoció a Laura
en un concurso universitario de canto en "212 Fahrenheit”, un antro muy recurrido por
los universitarios de ese campus en Tuxtla. Ella ya había egresado y estaba
haciendo su tesis. En el evento vendieron cervezas y un DJ local amenizó todo.
Cuando ya mucha gente se había ido, Laura sacó a bailar al joven con un
lenguaje verbal sugestivo (pero no vulgar), insinuaba una atracción hacia él.
Néstor aceptó la invitación dos días después para ir al cine con ella. La
tercera cita fue en un café fue, al terminar tuvo lugar su primer beso y así se
convirtieron en una pareja emocionada.
Él la iba a ver a su departamento, a ella le encantaba el
cine y a Néstor también. Se ponían a ver documentales y ficción; escuchaban
música, Soda Stero se convirtió en la
banda que musicalizaba sus encuentros. Su canción favorita era “Té para tres”
en la versión del álbum Confort y Música
para Volar.
Laura había encabezado el equipo de producción de un
documental que hablaba sobre un movimiento emergente de arte urbano en la
entidad chiapaneca. El éxito del material audiovisual había sido tal que ahora
estaban invitados a un concurso de documentales universitarios en Guadalajara.
-¿Qué
crees?- Laura no podía ocultar la emoción que sentía gracias a la noticia que
recibió ese día. El concurso la entusiasmó, era un logro profesional
tempranero.
-¿Qué?-
Néstor no tenía ni idea, pero la sonrisa de ella le indicaba que se trataba de
algo excelente.
-Nosotros,
el crew del docu fuimos seleccionados para concursar en Guadalajara en el
festival que te había dicho. Tenemos que ir allá en dos semanas. Estoy
contentísima.
-¡Qué
chingón! Oye, pero no voy a poder ir contigo
-¿Y
eso qué?- soltó una carcajada al ver la reacción de Néstor por ese desplante de
desinterés sarcástico- No es cierto, ya sé que no podrás ir, pero con tus
vibras seguro ganamos.
-Eso
espero, no voy a dejar que te vayas para que no ganes el primero. Además,
ustedes son unos fregones y el docu es de lo mejor que he visto. A huevo que
ganan.
Todo el equipo involucrado se puso a vender playeras y
organizar proyecciones en distintos lugares para poder recaudar fondos y hacer
el viaje hasta tierras tapatías. Néstor, estaba contentísimo y sus amigos
también apoyaban a la causa de su novia.
Pasadas las 2 semanas todo estaba listo.
-¿Y
cuál va a ser su ruta?- él quería saber todo, estaba algo obsesionado.
-Pues
salimos de aquí rumbo a Tehuantepec, nos seguimos por Pochutla, pasamos por
Acapulco y de ahí, tendidos hasta Guada. Por eso nos vamos dos días antes del
evento- Laura contestaba con cariño, era un año de edad más grande y sentía una
singular ternura por Néstor –Prometo traerte un regalito tapatío, aunque sea
una de esas playeras que dicen “Fueron de visita a Guadalajara y sólo me
trajeron esta pinche playera”.
-Te hago un hijo y te dejo si no me traes algo
-Pendejo-
Laura reía por las ocurrencias de Néstor. Ambos disfrutaban del humor que
podían tener en sus conversaciones.
Llegó el día de partir. Él fue a dejarla a la terminal, un
abrazo y un beso de despedida, serían 6 días de no verse y , dado que se
gozaban mucho, la relatividad del tiempo lo hacía parecer un largo lapso.
Apenas unas horas y comenzaban las charlas de WhatsApp
Laura
22:13
✓✓Bebe, apenas dos horas lejos y ya
te extraño L
Néstor
22:13
✓✓:/ Lo se porque siento lo mismo.
Pero ya te dije que tienes que ganar y traerme algo, si no te regresas.
Laura
22:15
✓✓Jajajaja sí. Lo prometo, pero no
sé si ganaremos, que tal que los demás tienen trabajos más chidos? Bueno,
descansa, te quiero.
Néstor
22:16
✓✓Ok, buen viaje. Besito.
No dejaba de pensar en ella. Estaba tan seguro de la
calidad del documental de su novia que tenía que darle un regalo. Esa noche
pensó que lo mejor sería algo de creación propia, pero ¿qué?
La mañana siguiente, mientras se bañaba se le ocurrió algo.
Dado que el docu hablaba de arte urbano y él no tenía habilidad para dibujar,
lo mejor era hacer un stencil con una
foto de Laura. Tenía que conseguir una buena foto (gracias al FB eso sería
fácil, ella tenía muchas fotos buenas), un lugar para pintar ¿cuál?
-Ya
sé, el canal que está aquí, frente a la casa, nunca he visto que pase agua por él. Así la invito a venir, le compro
un pastel, un vino, le muestro lo que pinté en el canal y ¡voilà!- el plan le gustaba tanto que se sonreía él solo. Sería su
primer stencil.
Consiguió las pinturas y 4 pliegos
de papel craft. Bajó la foto del FB y
la modificó en photoshop. 4 capas, de
color distinto cada una. En la última clase, el grupo de Néstor editaba programas
de televisión que ellos mismos producían. Esa noche su equipo de trabajo pidió
la sala de edición para avanzar en su postproducción y, como ningún profesor se
quedaba, Néstor encendió el cañón, lo conectó a su laptop y proyectó la imagen para trazar los moldes, cosa que hizo
con toda tranquilidad.
La noche siguiente pidió ayuda a sus
roomies y ellos aceptaron sin dudar:
Rolando lo ayudaría sosteniendo el molde contra las paredes del canal, Pedro
vigilaría la calle por si se le ocurría a la policía hacer un rondín de
vigilancia y Néstor dispararía el aerosol capa por capa, molde por molde.
Los tres estaban ya en posición, cada uno en sus lugares.
- Te
fijas bien, eh, Pedro. Si ves una camioneta nos dices y nos agachamos para que
no nos vean o nos hacemos mensos.- Néstor ya había destapado la lata y Rolando
sostenía el molde, sólo faltaba oprimir el botón que liberaría la pintura por
el aire.
-
Sí, ustedes tranquil…- Pedro enmudeció.
Los otros dos levantaron la mirada.
Los faros de una camioneta de la policía estaban ya alumbrando la zona. Nadie
tuvo tiempo de reaccionar. Néstor sólo alcanzó a lanzar la lata hacia unos
metros adelante, donde la sombra de unos árboles podían ocultar el objeto.
-¿Qué
andan haciendo?- preguntó uno de los oficiales que bajó de la camioneta.
Pedro no hablaba, estaba notablemente nervioso como los
demás, pero él no podía ocultar su temor a ser aprehendido.
-
Acá nada más, recortando un trabajo- fue la salida improvisada que se le
ocurrió a Rolando al instante.
- Ah
chingá, pero no tienen ni cutter ni
tijeras.- el policía era observador. Mientras tanto, otro elemento bajó por el
canal y encontró la lata. Se acercó a los estudiantes y le mostró el objeto a
quien interrogaba. –Pinches chamacos, ustedes andaban grafiteando.
-
Mire oficial, vamos a hablar claro. Usted encontró la lata, pero no estamos
rayando nada- Néstor quitaba el molde de la pared, no había nada pintado, ni
una sola línea o punto- Así que técnicamente no puede acusarnos de grafitear.
El oficial con la lata en mano,
presionó el botón disparando pintura negra en la pared. Se reía con una
soberbia que caía en prepotencia.
-Ahora
sí, ya se chingaron- dijo el interrogante –Nos vamos a tener que arreglar o los
tres se van derechito al bote.
Rolando y Néstor no podían creer el descaro de los
oficiales. Habían escuchado otros casos de boca de sus compañeros, habían visto
reportajes en la tele o en internet pero nunca habían vivido algo así en carne
propia. Si de por sí este tipo de actos los indignaba, ahora mucho más. Ellos
dos estaban dispuestos a pasar 36 horas encerrados, pero Néstor sabía que la
prensa local era muy amarillista, seguramente al llegar al Ministerio Público
la policía llamaría a un diario y tomarían fotos de los estudiantes. Si Pedro
salía en el periódico y la universidad se enteraba, podía perder la beca, cosa
que no era justa.
- ¿Y
de a cómo nos va a salir el arreglo?
-
Pues usted dígame.
-
Sinceramente yo sólo tengo cien varos.
-
Danos 150 y ahí muere. Cincuenta para cada quien, acuérdate que no has visto al
chófer de la patrulla.
Néstor se metió a su casa, por un momento pensó en que si
los 3 alcanzaban a entrar a la casa los oficiales no podrían entrar ni
acusarlos, pero dada la fama de los policías del lugar no quiso arriesgarse a
que esos tipos los acosaran constantemente en el futuro pues ahora conocían su
domicilio. Decidió sacar el dinero y pedir prestado a Rolando $50.
El soborno se concretó, Néstor había caído en algo que
siempre criticó, eso le producía un enojo tremendo. Los oficiales se retiraron.
22:26
LLAMADA ENTRANTE DE LAURA AL CELULAR
-Amor
¿Qué crees?
-No
sé, no tengo idea ¿Qué pasó?
-Adivina
-No
sé ¡Ganaron!
-Sí,
primer lugar. Estoy contentísima.
-¡A
huevo!- Néstor sentía esa victoria como suya.
-Ahorita
vamos a festejar a un bar. Mañana al mediodía salimos de regreso.
-Hoy
me fue algo mal, pero ya con esto me hiciste el día, la semana, el mes entero.
-Ya
me voy porque el saldo se va como agua. Sólo quería que lo supieras porque te
quiero.
-Gracias,
yo también te quiero. Te espero con ansias para festejar aquí.
-Sí.
Bueno, ya me lanzo. Besos.
-Besos
de regreso. Con cuidado.
-Sí,
bye.
Néstor estaba sumamente emocionado, lo del soborno ya había
sido erradicado por la emoción que le produjo la noticia y la llamada.
Al día siguiente, hubo que retirar dinero del cajero. Ahora
compraría un cuadro de madera para pintar.
Otra odisea: no conocían ningún taller de carpintería.
Rolando acompañaba a caminar por las calles. Hallaron unos cuantos lugares donde
se trabajaba madera, pero ninguno tenía disponible un cuadro con tamaño idóneo
y Laura estaba por regresar. Después de caminar varios kilómetros, encontraron
un cuadro de 1.30 x 1.20 metros. Era genial para el asunto.
Esa noche en el patio de su casa, Néstor se puso a pintar.
6 latas de pintura se agotaron, pero el resultado era asombroso para ser el
primer cuadro que él pintaba. Seguro sería del gusto de Laura. Todo era
felicidad y cuestión de tiempo.
WhatsApp
Laura
15:36
✓✓Nes, ya vamos en camino de
regreso. Por poco se nos hace tarde. Estuvo buena la fiesta jaja, bueno pero ya
estamos en el bus. Ya quiero verte y festejar :D
Néstor
15:39
✓Qué bueno! Mañana nos vemos. Ya no
aguanto las ganas de verte.
Ahora ya eran las 19:51 del mismo día. Seguía habiendo sólo
una palomita en el WhatsApp. Néstor
pensaba que seguro en el camino se interrumpía la señal. Era una ruta costera y
seguro en el camino había muchos pueblos sin acceso a telefonía celular.
15:37
ALGÚN LUGAR ENTRE GUADALAJARA Y JALISCO
El autobús se detuvo de súbito. El chofer estaba
notablemente nervioso después de haber frenado de forma repentina. Dos tipos
con armas largas y paliacates cubriéndoles el rostro subieron al camión.
Pidieron con violencia el equipaje de los pasajeros. Uno de ellos miró de frente
a Laura. La encañonó.
-
Mira, carnal. Ésta está buena- dijo uno de los armados a su compinche, volteó a
verla -¡Bájate, pendeja! Tú nos vas a servir para otros desmadres.
Nadie trató de impedirlo. Abajo
estaban dos camionetas con tipos a bordo . cualquier intento de resistencia
seguramente terminaría con sangre.
Néstor ha encontrado muy difícil continuar con su carrera,
sigue buscando a Laura. Mientras, en su habitación, ese stencil reposa en la pared, aguardando a ser recordado mientras él
pone diario en su lap “Té para tres”.
Imagen tomada de http://www.ecologiaverde.com/wp-content/2013/06/Aerosoles-menos-huracanes.jpg
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