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jueves, 29 de mayo de 2014

MICRÓFONO

- ¡Suben! ¡Suben! ¡Que suben, chingada madre!- era el grito de Urbano al microbús que se arrancaba mientras él comenzaba a detener sus piernas al observar que sería imposible alcanzarlo.

La gente que estaba alrededor de Urbano lo vio con malos ojos, como diciendo: “Qué lepero muchacho”. Sobre todo esa ancianita de cabeza blanca con bolso de piel y zapatos rojos de tacón alto.

Ese día a él le había ido fatal; desde que se levantó de la cama descalzo, caminó y se golpeó el dedo más pequeño de su pie izquierdo con el buró que estaba junto a su puerta. Se lavó la cara y los dientes lidiando con ese agudo dolor que poco a poco iba disminuyendo.

- Si siguiera con la carpintería abriría a la hora que yo quisiera, sin pedos. Pero tenía que entrar a trabajar a otro pinche lado. –Se recriminaba ahora con un coraje alborotado por ese huesito que le dolía.

En cierta medida era verdad. El taller de carpintería lo relajaba y en él podía experimentar con diseños de muebles que a veces se hacía para sí. La desventaja era que dejaba pocas ganancias. Desde que la cadena nacional de muebles más famosa había puesto una sucursal a unas cuadras de casa de Urbano los pedidos bajaron notablemente.

Este carpintero había estudiado periodismo 2 años en una universidad particular del centro de la ciudad (la única que había con esa carrera). No pudo seguir con la licenciatura porque el ingreso de su padre con el taller fue insuficiente y, cuando se quiso poner a trabajar, descubrió que laborar y estudiar al mismo tiempo era una maldición para el cuerpo.

Una de las cosas que más detestaba de su grupo era la prepotencia de muchos de sus compañeros: que hijos de diputados, que hijos del dueño de una boutique famosa, que hijo de uno de los más altos accionistas de una cadena de cafés…“Si tanto pinche dinero ¿Qué chingá hacen en una escuela patito? ¡Puro fresa de rancho, me cae!” se repetía a sí mismo constantemente. En especial cuando Paolo, el más odioso de todos, lo recorría con la mirada desde la cabeza a los pies, como denigrándolo.

Además de todo, la escuela aún no acreditaba la validez en sus carreras. Por otras generaciones se había enterado que la situación llevaba ya 6 años en lo mismo y todo apuntaba a permanecer así por quién sabe cuánto tiempo.

Una mañana, mientras hacía una periquera para la hija de su vecina, una idea llegó a la mente de Urbano: ¿Si sé un poco de periodismo, podré ser reportero de televisión? Lo más razonable en el campo profesional era que un periodista o reportero tuviera una licenciatura, pero el joven no tenía vergüenza de ir a preguntar. Nada se le quitaba.

Presentó sus documentos de preparatoria y hasta las constancias de la secundaria que corroboraban que había pertenecido al Cuadro de Honor en 4 ocasiones.

Le dieron trabajo como encargado de la videoteca. Pasaron tres meses y, dada su iniciativa e interés, le daban oportunidad de escribir una nota pequeña para grabar voz en off en algunos espacios del noticiero.

Ahora que había pasado año y medio de su contratación, un reportero renunciaba; una vacante se abría y Urbano fue objeto de un ofrecimiento.

-¿Quieres entrar de reportero? Se abrió una vacante. Harías notas muy sencillas para empezar, pero el salario es mejor –le comentó su jefa inmediata, la directora de contenidos del medio.

- Claro que sí, con todo gusto –Urbano estaba contentísimo ante esta oportunidad.

- Tienes que traer todos tus documentos otra vez. Si quieres eso lo vemos durante la semana, pero lo que necesito es que empieces mañana a reportear. Hasta escogí una nota para ti.

- Pues usted dirá.

-Mira, mañana en el Museo de Arte Moderno se va a presentar un grupo de esculturas de hielo hechas por un artista holandés. Resulta que este señor es el que más tiempo ha preservado sus figuras y las autoridades llamaron a un representante de Guinness para que certifique este récord. El evento es a mediodía y ya tienes asignado a tu camarógrafo- la jefa le entregaba una hoja con el nombre de su compañero de trabajo y con un poco de información del artista. –Si quieres, ya puedes salir. Mañana llega a las 10 AM para que de aquí se vayan en la camioneta y lleguen a tiempo.

       Era el día de su primer nota y su dedo había sufrido un golpe; por si fuera poco, no alcanzaba el camión para ir al trabajo. Ante su mala suerte, temía hacer la nota que le había encargado su jefa. Por mientras no había opción: un taxi especial a la oficina. No estaba en el presupuesto pero era necesario, no podía fallar en su primer día como reportero.

       En el camino no dejaba de pensar: llegar, reportarse con la jefa, formular las posibles preguntas, pedir mi gafete, buscar al camarógrafo, hablar con él, preguntarle si ya está lista su cámara, pedir la memoria para grabar, pedir micrófono y baterías, trípode también, ir con el chofer y subir al vehículo. La noche anterior había estudiado a su entrevistado a través de Wikipedia y otros recursos.

     Nada había salido mal en el trabajo, la mala suerte parecía haberse desvanecido. Llegaron al museo a tiempo, el equipo fue colocado y ensamblado, todo estaba listo. Muchos reporteros de otros medios en la sala de exposición. Las figuras de hielo parecían hechas artesanalmente, poseían un brillo de diamante, se podía ver a un pingüino, una bailarina de ballet y la más impresionante de todas: una escultura del caballo de patas largas que aparece en “La Tentación de San Antonio” de Salvador Dalí. Todas las figuras tenían a su lado una especie de aire acondicionado muy frío.

        Se había anunciado que el representante de los Records Guinness llegaría un poco tarde por un percance en su vuelo, así que el camarógrafo comenzaba a levantar algunas imágenes. Urbano repasaba sus preguntas. “¿Y si no habla español?” se preguntó con miedo. “No, es europeo y ésos hablan inglés, español, francés y todo. Sí, tiene que saber español. De todos modos voy a traducir mis preguntas en el cel”, se daba ánimos y encontraba sus propias soluciones.

         Tecleaba la primer pregunta cuando el holandés aparecía por una puerta de la sala, caminando directamente a donde estaban los medios. El camarógrafo le hizo señas a Urbano para que se apresurara a abordarlo, serían los primeros en entrevistarlo. El joven reaccionó casi instintivamente y corrió llevando su micrófono en la mano. El cable con el que éste se conectaba a la cámara comenzaba a desenrollarse y se estiraba sobre el piso.

        El artista observó cómo ese cable comenzaba a tensarse y moverse hacia la pata de la escultura de caballo sin el menor cuidado. El gesto de terror hizo que Urbano rectificara su movimiento. Sin embargo, la inercia hizo que el artefacto rozara la pata de la escultura haciéndola tambalear. Todos vieron con suspenso esa escena en la que el tiempo parecía detenerse. No era posible, el error más garrafal en su vida justo el primer día como reportero.

      La figura se estabilizó por sí sola de forma milagrosa. La mirada de disgusto de su autor hacia Urbano fue evidente, pero todo había pasado sin mayor problema. El artista respiró hondo, cambió su expresión a un gesto amable y dejó que el inexperto reportero comenzara a hacer sus cuestionamientos. Así transcurrió y finalizó la entrevista. Otros medios comenzaban a hacer sus preguntas mientras Urbano retrocedía entre la multitud hacia su compañero de trabajo.

- No mames, la ibas a regar bien cabrón –el camarógrafo movía la cabeza en señal de desaprobación mientras soltaba una sonrisa –Pinche Urbanito, de la que te salvaste.

- Ya ni me digas, se me subieron los huevos al cuello del susto. Ahora sólo falta que llegue el de Guinness, lo entrevisto y ya estuvo –Urbano se reía de la fortuna que tuvo.

- Vi que poco te faltó para que la cagaras, pinche gato- la voz de un hombre detrás de Urbano hablaba.

El joven giró y observó a Paolo. Vestía un traje elegante y una corbata roja. Volvía a recorrer el cuerpo del reportero con la mirada, como en los tiempos de estudiante, haciéndolo de menos.

- Qué onda, Paolo ¿Cómo estás?- Urbano pretendió ser amable a pesar de notar la mirada de su excompañero.

- De lo mejor, cabrón. Vengo llegando de Buenos Aires. Mi padre abrió un hotel ahí hace 6 meses y me pidió que fuera a verificar cómo va. Me tuve que regresar hoy porque este holandés es amigo de la familia ¿Y tú? Veo que andas de reporterito.

- Sí, pues aquí chambeando. Tenía una carpintería, pero…

- Te hubieras quedado ahí, no mames. Estarías haciendo otras chingaderas en lugar de andar tratando de joder piezas de un talentoso artista. Ábrete, pendejo- Paolo empujaba bruscamente a Urbano hacia un lado.

         En su afán por observar las expresiones de enojo del reportero, Paolo no observó al cable del micrófono; tropezó con él y su cuerpo no pudo detenerse. Sus hombros golpeaban la figura del caballo, esta vez la escultura no se salvó. Todas las cámaras que estaban con el artista rápidamente enfocaron el percance captando todo el acto. Nunca antes la vergüenza se había reflejado con tanta nitidez en un rostro como el de Paolo. Urbano no pudo evitar sonreír con agrado: el camarógrafo estaba de ocioso con su teléfono y registró el acto; conociéndolo, seguro lo subiría a YouTube.



(Imagen tomada de https://desocultar.files.wordpress.com/2010/10/microfono1.jpg)

jueves, 22 de mayo de 2014

STENCIL

El camión de pasajeros se detuvo inesperadamente, como si alguien, de la nada, hubiera atravesado un muro en su camino. Podría interpretarse como si los años de experiencia del chófer hicieron que se detuviera a tiempo, implicando que los pasajeros experimentaran la inercia en carne propia estrellando sus cuerpos contra los respaldos de los asientos frente a ellos. Podía oírse ahora quejidos de dolor y llantos de un bebé que también se había golpeado. El conductor estaba blanco del temor.

Néstor era un universitario, había decidido estudiar una carrera que sus padres siempre reprochaban: “Pero de eso no vas a encontrar empleo, está muy saturada”, comunicación. Era cierto pero hoy, muchas están saturadas. Además, escribir guiones era su pasión. Siempre se le podía ver escribiendo historias en su tiempo libre.

Originario de Tapachula, tuvo que cambiar su residencia a Tuxtla Gutiérrez, donde se ubicaba el campus de la UACh que impartía esa licenciatura. Habían pasado ya 7 de los 9 semestres que contemplaba la carrera.

En ese último año tuvo que conseguir nuevos roomies, porque la gente con la que había compartido depa el tiempo anterior estaba por desertar debido a las bajas calificaciones. No tardó mucho en encontrar a compañeros que buscaban un lugar en renta. La casa estaba en un barrio sumamente tranquilo, por la calle pasaba un canal que servía para desahogar el agua  de la ciudad cuando llovía demasiado.

Rolando estudiaba comunicación, era 2 años menor que Néstor, estaba por empezar el cuarto semestre de Comunicación; extrovertido, con un talento y pasión por la fotografía notable entre su grupo, ambos se habían convertido en grandes amigos desde que se conocieron en un concurso de fonomímica. Pedro era el más aplicado del salón (tenía beca por ser el mejor promedio) compañero de grupo de Néstor, no eran grandes amigos pero tampoco se odiaban.

Pedro y Rolando se conocían y aunque no eran personas del mismo estilo, podía decirse que tenían habilidades complementarias. Los tres futuros comunicólogos juntos en una casa, serían grandes compañeros y un buen equipo de trabajo en caso de que se armaran proyectos extra-escolares o sería una bomba de tiempo debido a sus diferentes modos de vida.

Cuando comenzaba el octavo semestre, Néstor conoció a Laura en un concurso universitario de canto en "212 Fahrenheit”, un antro muy recurrido por los universitarios de ese campus en Tuxtla. Ella ya había egresado y estaba haciendo su tesis. En el evento vendieron cervezas y un DJ local amenizó todo. Cuando ya mucha gente se había ido, Laura sacó a bailar al joven con un lenguaje verbal sugestivo (pero no vulgar), insinuaba una atracción hacia él. Néstor aceptó la invitación dos días después para ir al cine con ella. La tercera cita fue en un café fue, al terminar tuvo lugar su primer beso y así se convirtieron en una pareja emocionada.

Él la iba a ver a su departamento, a ella le encantaba el cine y a Néstor también. Se ponían a ver documentales y ficción; escuchaban música, Soda Stero se convirtió en la banda que musicalizaba sus encuentros. Su canción favorita era “Té para tres” en la versión del álbum Confort y Música para Volar.

Laura había encabezado el equipo de producción de un documental que hablaba sobre un movimiento emergente de arte urbano en la entidad chiapaneca. El éxito del material audiovisual había sido tal que ahora estaban invitados a un concurso de documentales universitarios en Guadalajara.

-¿Qué crees?- Laura no podía ocultar la emoción que sentía gracias a la noticia que recibió ese día. El concurso la entusiasmó, era un logro profesional tempranero.

-¿Qué?- Néstor no tenía ni idea, pero la sonrisa de ella le indicaba que se trataba de algo excelente.

-Nosotros, el crew del docu fuimos seleccionados para concursar en Guadalajara en el festival que te había dicho. Tenemos que ir allá en dos semanas. Estoy contentísima.

-¡Qué chingón! Oye, pero no voy a poder ir contigo

-¿Y eso qué?- soltó una carcajada al ver la reacción de Néstor por ese desplante de desinterés sarcástico- No es cierto, ya sé que no podrás ir, pero con tus vibras seguro ganamos.

-Eso espero, no voy a dejar que te vayas para que no ganes el primero. Además, ustedes son unos fregones y el docu es de lo mejor que he visto. A huevo que ganan.

Todo el equipo involucrado se puso a vender playeras y organizar proyecciones en distintos lugares para poder recaudar fondos y hacer el viaje hasta tierras tapatías. Néstor, estaba contentísimo y sus amigos también apoyaban a la causa de su novia.

Pasadas las 2 semanas todo estaba listo.

-¿Y cuál va a ser su ruta?- él quería saber todo, estaba algo obsesionado.

-Pues salimos de aquí rumbo a Tehuantepec, nos seguimos por Pochutla, pasamos por Acapulco y de ahí, tendidos hasta Guada. Por eso nos vamos dos días antes del evento- Laura contestaba con cariño, era un año de edad más grande y sentía una singular ternura por Néstor –Prometo traerte un regalito tapatío, aunque sea una de esas playeras que dicen “Fueron de visita a Guadalajara y sólo me trajeron esta pinche playera”.

 -Te hago un hijo y te dejo si no me traes algo

-Pendejo- Laura reía por las ocurrencias de Néstor. Ambos disfrutaban del humor que podían tener en sus conversaciones.

Llegó el día de partir. Él fue a dejarla a la terminal, un abrazo y un beso de despedida, serían 6 días de no verse y , dado que se gozaban mucho, la relatividad del tiempo lo hacía parecer un largo lapso.

Apenas unas horas y comenzaban las charlas de WhatsApp

Laura
22:13
✓✓Bebe, apenas dos horas lejos y ya te extraño L

Néstor
22:13
✓✓:/ Lo se porque siento lo mismo. Pero ya te dije que tienes que ganar y traerme algo, si no te regresas.

Laura
22:15
✓✓Jajajaja sí. Lo prometo, pero no sé si ganaremos, que tal que los demás tienen trabajos más chidos? Bueno, descansa, te quiero.

Néstor
22:16
✓✓Ok, buen viaje. Besito.

No dejaba de pensar en ella. Estaba tan seguro de la calidad del documental de su novia que tenía que darle un regalo. Esa noche pensó que lo mejor sería algo de creación propia, pero ¿qué?

La mañana siguiente, mientras se bañaba se le ocurrió algo. Dado que el docu hablaba de arte urbano y él no tenía habilidad para dibujar, lo mejor era hacer un stencil con una foto de Laura. Tenía que conseguir una buena foto (gracias al FB eso sería fácil, ella tenía muchas fotos buenas), un lugar para pintar ¿cuál?

-Ya sé, el canal que está aquí, frente a la casa, nunca he visto que pase agua por él. Así la invito a venir, le compro un pastel, un vino, le muestro lo que pinté en el canal y ¡voilà!- el plan le gustaba tanto que se sonreía él solo. Sería su primer stencil.

        Consiguió las pinturas y 4 pliegos de papel craft. Bajó la foto del FB y la modificó en photoshop. 4 capas, de color distinto cada una. En la última clase, el grupo de Néstor editaba programas de televisión que ellos mismos producían. Esa noche su equipo de trabajo pidió la sala de edición para avanzar en su postproducción y, como ningún profesor se quedaba, Néstor encendió el cañón, lo conectó a su laptop y proyectó la imagen para trazar los moldes, cosa que hizo con toda tranquilidad.

        La noche siguiente pidió ayuda a sus roomies y ellos aceptaron sin dudar: Rolando lo ayudaría sosteniendo el molde contra las paredes del canal, Pedro vigilaría la calle por si se le ocurría a la policía hacer un rondín de vigilancia y Néstor dispararía el aerosol capa por capa, molde por molde.

Los tres estaban ya en posición, cada uno en sus lugares.

- Te fijas bien, eh, Pedro. Si ves una camioneta nos dices y nos agachamos para que no nos vean o nos hacemos mensos.- Néstor ya había destapado la lata y Rolando sostenía el molde, sólo faltaba oprimir el botón que liberaría la pintura por el aire.

- Sí, ustedes tranquil…- Pedro enmudeció.

      Los otros dos levantaron la mirada. Los faros de una camioneta de la policía estaban ya alumbrando la zona. Nadie tuvo tiempo de reaccionar. Néstor sólo alcanzó a lanzar la lata hacia unos metros adelante, donde la sombra de unos árboles podían ocultar el objeto.

-¿Qué andan haciendo?- preguntó uno de los oficiales que bajó de la camioneta.

Pedro no hablaba, estaba notablemente nervioso como los demás, pero él no podía ocultar su temor a ser aprehendido.

- Acá nada más, recortando un trabajo- fue la salida improvisada que se le ocurrió a Rolando al instante.

- Ah chingá, pero no tienen ni cutter ni tijeras.- el policía era observador. Mientras tanto, otro elemento bajó por el canal y encontró la lata. Se acercó a los estudiantes y le mostró el objeto a quien interrogaba. –Pinches chamacos, ustedes andaban grafiteando.

- Mire oficial, vamos a hablar claro. Usted encontró la lata, pero no estamos rayando nada- Néstor quitaba el molde de la pared, no había nada pintado, ni una sola línea o punto- Así que técnicamente no puede acusarnos de grafitear.

         El oficial con la lata en mano, presionó el botón disparando pintura negra en la pared. Se reía con una soberbia que caía en prepotencia.

-Ahora sí, ya se chingaron- dijo el interrogante –Nos vamos a tener que arreglar o los tres se van derechito al bote.

Rolando y Néstor no podían creer el descaro de los oficiales. Habían escuchado otros casos de boca de sus compañeros, habían visto reportajes en la tele o en internet pero nunca habían vivido algo así en carne propia. Si de por sí este tipo de actos los indignaba, ahora mucho más. Ellos dos estaban dispuestos a pasar 36 horas encerrados, pero Néstor sabía que la prensa local era muy amarillista, seguramente al llegar al Ministerio Público la policía llamaría a un diario y tomarían fotos de los estudiantes. Si Pedro salía en el periódico y la universidad se enteraba, podía perder la beca, cosa que no era justa.

- ¿Y de a cómo nos va a salir el arreglo?

- Pues usted dígame.

- Sinceramente yo sólo tengo cien varos.

- Danos 150 y ahí muere. Cincuenta para cada quien, acuérdate que no has visto al chófer de la patrulla.

Néstor se metió a su casa, por un momento pensó en que si los 3 alcanzaban a entrar a la casa los oficiales no podrían entrar ni acusarlos, pero dada la fama de los policías del lugar no quiso arriesgarse a que esos tipos los acosaran constantemente en el futuro pues ahora conocían su domicilio. Decidió sacar el dinero y pedir prestado a Rolando $50.

El soborno se concretó, Néstor había caído en algo que siempre criticó, eso le producía un enojo tremendo. Los oficiales se retiraron.

22:26 LLAMADA ENTRANTE DE LAURA AL CELULAR

-Amor ¿Qué crees?

-No sé, no tengo idea ¿Qué pasó?

-Adivina

-No sé ¡Ganaron!

-Sí, primer lugar. Estoy contentísima.

-¡A huevo!- Néstor sentía esa victoria como suya.

-Ahorita vamos a festejar a un bar. Mañana al mediodía salimos de regreso.

-Hoy me fue algo mal, pero ya con esto me hiciste el día, la semana, el mes entero.

-Ya me voy porque el saldo se va como agua. Sólo quería que lo supieras porque te quiero.

-Gracias, yo también te quiero. Te espero con ansias para festejar aquí.

-Sí. Bueno, ya me lanzo. Besos.

-Besos de regreso. Con cuidado.

-Sí, bye.

Néstor estaba sumamente emocionado, lo del soborno ya había sido erradicado por la emoción que le produjo la noticia y la llamada.

Al día siguiente, hubo que retirar dinero del cajero. Ahora compraría un cuadro de madera para pintar.

Otra odisea: no conocían ningún taller de carpintería. Rolando acompañaba a caminar por las calles. Hallaron unos cuantos lugares donde se trabajaba madera, pero ninguno tenía disponible un cuadro con tamaño idóneo y Laura estaba por regresar. Después de caminar varios kilómetros, encontraron un cuadro de 1.30 x 1.20 metros. Era genial para el asunto.

Esa noche en el patio de su casa, Néstor se puso a pintar. 6 latas de pintura se agotaron, pero el resultado era asombroso para ser el primer cuadro que él pintaba. Seguro sería del gusto de Laura. Todo era felicidad y cuestión de tiempo.

WhatsApp
Laura
15:36
✓✓Nes, ya vamos en camino de regreso. Por poco se nos hace tarde. Estuvo buena la fiesta jaja, bueno pero ya estamos en el bus. Ya quiero verte y festejar :D

Néstor
15:39
✓Qué bueno! Mañana nos vemos. Ya no aguanto las ganas de verte.

Ahora ya eran las 19:51 del mismo día. Seguía habiendo sólo una palomita en el WhatsApp. Néstor pensaba que seguro en el camino se interrumpía la señal. Era una ruta costera y seguro en el camino había muchos pueblos sin acceso a telefonía celular.

15:37 ALGÚN LUGAR ENTRE GUADALAJARA Y JALISCO
El autobús se detuvo de súbito. El chofer estaba notablemente nervioso después de haber frenado de forma repentina. Dos tipos con armas largas y paliacates cubriéndoles el rostro subieron al camión. Pidieron con violencia el equipaje de los pasajeros. Uno de ellos miró de frente a Laura. La encañonó.

- Mira, carnal. Ésta está buena- dijo uno de los armados a su compinche, volteó a verla -¡Bájate, pendeja! Tú nos vas a servir para otros desmadres.

            Nadie trató de impedirlo. Abajo estaban dos camionetas con tipos a bordo . cualquier intento de resistencia seguramente terminaría con sangre.


Néstor ha encontrado muy difícil continuar con su carrera, sigue buscando a Laura. Mientras, en su habitación, ese stencil reposa en la pared, aguardando a ser recordado mientras él pone diario en su lap “Té para tres”.

Imagen tomada de http://www.ecologiaverde.com/wp-content/2013/06/Aerosoles-menos-huracanes.jpg