¡Qué hueva venir a este tipo de cosas! Mi mamá
ahora sí se pasó de lanza. Despertarme a las cuatro y media de la madrugada
para que media hora después esté todo sonso cantándole las mañanitas a la
guadalupana.
Me sentía todo pendejo, más porque de todo lo que
le he pedido a la virgen nada se me cumple. Bueno, en este momento puedo decir
que se cumplió uno de mis deseos. Siempre le he pedido con todo mi fervor
católico que me deje ver las chichis de Nandita pero nunca se ha presentado
siquiera un acercamiento de ese deseo.
Es hasta ahorita, en estos rezos en honor a la
virgen morena que parecen ser una posada, que Fernanda está ahí sentada justo
frente a mi, donde está la gente que llega primero al rezo. Si dijeron que a
las ocho de la noche ¡No sé por qué tuvieron que llegar antes!
Les estaba contando de Fernanda, Fer le dicen
algunos pero a mi me gusta llamarla Nandita como si todavía tuviera tres años
¡Ay mi Nanda, mi Fernanda! Está tan chula y tan buena que nada más pienso en
ella y me pongo como burro, me cae. Eso me pasa desde que la conocí hace un año en mi grupo de secundaria cuando apenas entramos. Quiero ir y declararle mi amor pero me da
pena, más porque mi mamá está aquí junto a mi, también por miedo a la forma en
la que la gente se me quedaría viendo.
Les digo que mi deseo se cumple en este momento no
porque se le vean sus teclas, sino porque la muy condenada, con todo y que hace
un frío bien calador, trae una falda cortita y desde mi lugar le puedo ver los
calzones. Sus bragas traen un dibujo de la Virgen de Guadalupe en la parte
delantera, hasta el angelito en sus pies se distingue. Así sí me despierto en
la madrugada todos los días, cómo no va a tener uno fe en dios con semejantes
prendas.
- ¿Qué haces Bruno? ¿Por qué tan embobado?- mi
madrina acaba de llegar. Como siempre llega nomás a la hora que reparten de
comer, sin saludar, directo a las preguntas, ni le ha de encantar el chisme.
- Pues aquí, es que siento que veo a la Virgen con
todo y estrellitas.
- Qué bueno que vengas a los rezos. Ya andaba
pensando que eras un completo hereje, un ateo- me dice después de reírse- y con
que ya hasta a la virgen andas viendo. Muy bien, Bruno. Todo buen cristiano
debe obedecer los mandamientos al pie de la letra. AMARÁS A DIOS POR SOBRE
TODAS LAS COSAS…y eso incluye a su madre obviamente.
Pinche madrina, se hace la muy pura. Bien que la vi
el otro día cuando fui por el pan a la vuelta de la esquina. Su boca más que
pegada con Julián el panadero, sólo oyeron mis pasos y quisieron hacerme menso
pero me cae que los vi. Don Julián parecía pulpo con sus tentáculos ahí
abrazando a mi madrina. Nunca una palabra había quedado tan bien: TEN-TA-CULO.
Mientras mi padrino en su casa, seguro viendo la tele, cómo le encantan las
novelas que pasan.
- Pues ya ando retomando el camino- contesto.
Ni me peló. “¡COMADRE!” dijo, saludó a mi mamá y se
pusieron a platicar.
Ahí sigue Fernanda con sus calzones percudiditos,
quitada de la pena, como si estuviera en su casa, sola y frente a una pared. Y
yo todo bembo viéndole a la virgen…
¡Chin!
Ya se dio cuenta que la ando mirando. Ya me quemé
¿Pero por qué trae una faldita con tanto pinche frío? Mejor veo para otro lado
¿Qué hago, qué hago? ¿Me integro a la plática que mi mamá y mi madrina están
teniendo? ¿Por qué me sonríe Fernanda? Creí que me vendría a poner una
cachetada, que se me hace que le gustó que la viera ¿Tenían razón esos letreros
pintados con plumón en las puertas de los baños de la secundaria?
PUTA FERNANDA 2º “D”
FER (SEGUNDO D) ZORRA!!
Ya me dio pena, siento que todos me ven. Urge que
me traigan mi atole de leche calientito ¡Ah, cómo me encanta! Casi tanto como las
piernas de mi amada ¿Será virgen? Cómo sea…pero ¿y si no…quién habrá sido el
cabrón que…?
¡Chin! Ya se paró, pero no mi pizarrín, sino Fernanda.
Está caminando hacia mí…
¡Virgen de Guadalupe! Si me vas a conceder que me
dé un beso juro que te rezaré cada noche de mi vida.
- Hola Bruno.
- Ho…hola, Nandi…Fernandita ¿cómo es…?
- Oye ¿me estabas viendo los calzones?
- Este…no….bueno…
- ¿Te gustaron?
- Pues..se me hicieron bonitos, sobre todo por el
dibu…
Santo madrazo que me sonó, con el puño cerrado y
en el ojo.
- ¡Señora, su hijo me andaba viendo los calzones,
ni porque vino a rezar tiene un poco de respeto!- le gritó a mi madre frente a
todos los que estaban ahí. Hasta mi madrina se me vio feo, descarada. Nunca en
la vida me había sentido tan avergonzado, quería desaparecer.
Me quedé sin Fernanda y sin atole de leche. La
Virgen de Guadalupe puede despedirse de mis ganas de volver a rezar o cantarle
las mañanitas.
(Imagen tomada del sitio http://profeciasyrevelaciones.blogspot.mx/2013/12/dia-de-la-virgen-de-guadalupe.html)
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