jueves, 23 de octubre de 2014

LA MIERDA DE DIOS

(Texto traducido de forma ficticia)

La llamamos así porque eso parece, no porque seamos testigos oculares que ese material sale de sus anos. Todos los días podíamos ir a la cueva por un poco, botarla a la cara de quien estuviera jugando con nosotros. Es más insultante arrojarte en el rostro un poco de esta caca que una piedra que saque sangre en la cabeza. En cierta forma lo hacemos como una medida de juego pesado, generalmente entre los jóvenes.

Una vez me preguntaron, no recuerdo quién, que yo qué pensaba, cuál de todos los dioses cagaba más. Yo estaba seguro de que ése debía ser Quetzalcóatl. Quien ha ido al campo y ha visto de cerca a las serpientes sabe que sus heces son abundantes, aunque difíciles de encontrar, muy similar a esto que nos aventamos entre nosotros.

Los que habitamos aquí sabemos dónde encontrarla, si alguien viniera de otra ciudad le resultaría difícil conseguirla. La verdad es que ni siquiera haría el intento porque sabemos que no sirve para nada, su valor no representa algo que queramos conservar.

Todos los de acá teníamos esa idea. Pero resultó que llegaron hombres con pieles blancas como rocas calizas, con atuendos gloriosos y únicos. Hombres de rostro divino que miraban mal nuestra ropa, nuestra comida, nuestro modo de vida. Ni qué decir de los sacrificios, apenas vieron el primero sus ojos se llenaron de temor. Vimos la forma en la que miraban el cacao, nuestra moneda; despreciaban casi cualquier cosa que viniera de nosotros, pero en cuanto encontraron las primeras mierdas divinas sus ojos brillaron de encanto.

Ellos eran amables al principio, después las cosas cambiaron, poco a poco fueron sometiéndonos. Golpeaban a los niños, metían sus penes en nuestras mujeres, las preñaban sin importarles en lo más mínimo. Despertaron nuestra rabia pero nunca podríamos ganarles con esas máquinas de fuego que cargaban entre las manos. Ellos nos obligaban a decirles dónde había más caca de dioses.

Si me preguntan ahora, diría que la causa que hizo que nos sometieran, que nos asesinaran y nos saquearan no fue otra que eso que solíamos lanzarnos a la cara. Creo que el dios que más caga es Mictlantecuhtli y, en su afán por no quedarse con las vísceras vacías, demanda la muerte de este pueblo para tener algo con qu alimentarseoses.ecirles dto la  pero en cuanto la vieron sus ojos brillaron de encanto.ra que eso que solrta forma lo hacemos cé alimentarse en el inframundo. Comer y cagar, cagar lo que los blancos han llamado Oro.




(Imagen tomada del sitio http://www.eluniversal.com.mx/cultura/2014/aztecas-nueva-zelanda-978167.html)

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