jueves, 6 de marzo de 2014

EL TÚNEL

Christus factus est pronobis obediens usque ad mortem

Eso decían unas letras doradas en el arco de una iglesia. Rafael las veía de frente sin saber el significado. Al girar la cabeza veía desde lo alto y de espaldas a unas 60 personas que oraban. Estaba sorprendido, no podía explicarse cómo en 2 días se había enfermado, luego pasado a un hospital en terapia intensiva y finalmente fallecido.

-¡Esa maldita enfermedad!- decía.

En realidad nunca supo si fue una neumonía, de todos modos no supo la razón de la diálisis a la que lo habrían de someter de no haber muerto tan rápido.

Sabía que al cabar este día esta, después de que lo enterraran, partiría a otro lado, pero se preguntaba cómo sería. Veía a la gente que le lloraba, familia y vecinos que nunca se imaginó que asistirían a su sepelio estaban ahí.

Al caer la noche sintió un jalón, como si una aspiradora succionara su cabello. Repentinamente se encontró de frente a un túnel oscuro, tan oscuro que no podía verse nada. Un punto luminoso vino rápidamente de frente, volando, flotando y se posicionó arriba de su cabeza para alumbrar el camino, como una lámpara en el casco de un minero.

Comenzó a caminar, una sensación de ir entre lodo espeso invadía sus pies.

-¿Qué chingados es eso?- se preguntaba mientras avanzaba hacia algo que parecía una mesa con personas sentadas jugando cartas.

Su sorpresa fue mayor cuando vio a los que estaban ahí, en eso que efectivamente era una mesa: Siddharta Gautama, Alá, Huitzilopochtli, Jesús y su Padre, Brahmā y Guan Yu. Unos dioses, y otros, referentes religiosos de naturaleza humana.

Nadie había notado la presencia de Rafael hasta que Buda volteó. Codeó a Jesús, que estaba a su lado.

-Vas, es creyente tuyo- le dijo.

Jesús se levantó de su silla, su padre ni se inmutó, estaba más atento jugando cartas con Huitzilopochtli y Guan Yu.

-Rafa, finalmente llegas…bueno, y lo que te falta.

-¿Es mucho?

-¿El rito de los 40 días te dice algo?

-¿En serio son 40 días completos?

-Sí, pero te vamos a ir acompañando.

-¿Y quiénes son ésos?- preguntó Rafael viendo a los demás de la mesa.

-Son los representantes de otras religiones, ya los irás conociendo durante tu camino. Todos son cuates, sólo ten cuidado con Alá, es el más temperamental. Siddartha de pronto saca de onda: se calla, se pone en posición de flor de loto, cierra los ojos y no habla por muchos días, medita pues.

-¿Y ese loco que tiene cuanta madre en la cabeza?- Rafael señaló a Huitzilopochtli.

-No te preocupes, es de los más alivianados, además es tu paisano, es el mexicano, Huitzilopochtli. Antes era medio sádico pero ya se calmó un poco, siempre quería ver sangre. Dice que cuando Tarantino muera, será él quien lo reciba. Adora sus películas.

-¿Y ése que parece espejo?

-Jajajaja, se llama Brahmā y es hindú, es 3 en 1. Con mi papá a veces se pone a discutir sobre quién fue el creador del universo pero los demás siempre los callamos diciendo que fue sólo un chiripazo científico. Como que se molestan, pero luego se calman.

-¿Y el Chino?

-Es Guan Yu, si nadie de los demás sabe la respuesta a la pregunta que un muerto nos llegue a hacer, él seguro la sabe. Además es el que calma las broncas cuando alguien se pone pesado. No creas que es muy seguido, pero pasa de vez en cuando, igual que en cualquier cantina en la Tierra.

-¿Son todos?

-Faltan varios, pero a veces andan en otros asuntos. Jah, por ejemplo, debe andar fumando mota por ahí. Siempre que lo hace se va porque a algunos no nos gusta el olor de la hierba quemándose. Bueno, camínale. Voy a regresar a la mesa porque el juego estaba bien bueno. Nosotros te vamos a ir acompañando, te explicaría pero es mejor que lo veas.

Rafael no entendía, pero siguió hacia el frente. Cada vez que volteaba para ver a su izquierda, veía la mesa y a todas las figuras religiosas en ella. Era como cuando una persona camina y no ve su sombra en el suelo mientras lo hace, pero cuando voltea la encuentra, sabes que ella también avanza. Eso mismo pasaba con aquella mesa.

En el camino, a lo largo de los días, se encontró con varios personajes que al parecer se habían quedado varados, perdidos, como indigentes de aquel túnel: Margaret Thatcher, Benito Mussolini, “El Negro” Durazo, Gustavo Díaz Ordaz, Napoleón Bonaparte, Mao Zedong, Elena Ceauşescu, Alejandro Magno y Cleopatra, por mencionar algunos. No caminaban, temían seguir por la ruta y se quedaban ahí abandonados, pero ahora no tenían ni poder ni dinero.

-¿Qué hacen ellos aquí? ¿Ninguno de ellos hizo un pacto con el diablo?- preguntó Rafael.

Todos los de la mesa se carcajearon. Jesús, que tenía un ligero pero constante deseo de protagonismo, se levantó de su silla y se acercó a Rafa para explicarle.

-Primero que nada el diablo en realidad no es más que todos nosotros cuando estamos borrachos. En ese estado, hacemos pactos de repente, pero no por eso quiere decir que nos olvidemos de nuestra palabra cuando volvemos a estar sobrios. Es decir, si haces un pacto con él, que somos nosotros, pues…tenemos que respetarlo, es válido sólo mientras habitas la tierra. Estas personas fueron estúpidas al llegar a este lugar. Se espantaron y decidieron quedarse aquí, en la oscuridad, ahora nadie los pela.

-Pensé que era un castigo…porque ustedes sí castigan ¿no? ¿Castigan a los putos también? Bueno, eso escribió Dante en La Divina Comedia.

-¿Crees que si eso fuera cierto, Freddy Mercury habría llegado hasta donde llegó? Si nos gustan mucho sus rolas. Buda se encargó de hacerle llegar la inspiración para Bohemian Rhapsody. Pero bueno, ahí la dejamos porque acá sabemos que te pones punk cuando hablas de “jotos”, como tú les llamas. Nos caes bien, mejor sigamos con el tema del castigo en general: nosotros no castigamos. Jugamos cartas, dominó, apostamos cuando vemos los partidos de la Champions, tratamos de pasarla bien ¿Para qué castigar si suficiente tuvieron con vivir en la Tierra? Tú vienes de México, no hay peor sufrimiento que sobrevivir en ese país. Si tuviera que castigarte por algo, sería por irle al América, pero todos tenemos errores, hasta mi papá. Acuérdate del terremoto del 85, la verdad se le pasó la mano. Según él, sólo quería tumbar la casa de Miguel de la Madrid, le caía mal.

-Lo bueno es que Alá es el temperamental- dijo Rafa de modo sarcástico.

Rafael aprendía mucho en esas pláticas. Encontraba respuesta a preguntas que nunca había externado pero que siempre le habían representado grandes dudas. Todos los días platicaba con alguien. Preguntó a Guan Yu el por qué de los ojos rasgados de chinos, coreanos, vietnamitas, japoneses y hasta hawaianos. Cuestionó a Brahmā por el aspecto de los dioses hindúes: no veía normal a animales con varias extremidades. A Huitzilopochtli le preguntaba sobre las razones de los sacrificios pero el dios siempre se hacía el desentendido.

Cuando la tarde del cuadragésimo día de camino terminaba, Guan Yu se levantó de la mesa y se paró junto a Rafael.

-¿Tienes alguna última duda sobre tu vida en la tierra?- preguntó el dios oriental.

Rafa recordó la leyenda en latín que vio en su misa. Una vez más se despertó la curiosidad por el significado de aquellas letras. Sacó un pedazo de papel higiénico que se había quedado en la bolsa trasera de su pantalón desde antes de su muerte. Guan Yu le dio una pluma entintada. Una vez escrita la frase, Rafa le devolvió la pluma y también le dio el papel.

-Lo escribió gente muy fanática del catolicismo, obviamente. No dice otra cosa que: “Cristo se hizo obediente hasta la muerte por nosotros”. La verdad es que ahora está más canijo ser como fue Jesús en su tiempo, ser una inspiración para el mundo no es tan fácil, todos nosotros lo fuimos de algún modo. Pero ahora la humanidad parece ya no tener remedio… y si lo tiene, nos va a costar una trabajo inmenso, mucho dependerá de las personas, nosotros no podemos hacer todo. Pero bueno, mejor camínale.- Terminó de decir Guan Yu mientras señalaba un pórtico de madera.

Fue así como Rafael avanzó a una puerta que se abría. No era grande, se parecía a la entrada de su habitación en la casita que poseía en vida, sólo que una luz blanca que emanaba del interior lo cegaba. Dentro de ese espacio había una fiesta eterna, de las que le gustaban a Rafa: había cerveza y música de Los Tigres del Norte.


NOTA: Historia dedicada a Rafael Martínez Ramos: tío, abuelo, padre, hermano y amigo. El pasado lunes cumplió 40 días de haber fallecido. Nacido en Oaxaca, forjado en el DF. Fanático de Los Tigres, Paquita, la cerveza y el mezcal. Una persona cálida. Esté donde esté, ojalá se encuentre de lo mejor, como en el final de este relato.

2 comentarios:

  1. Felicidades, muy buen relato, sobre todo con la reflexión que religión que tengas te dirige al mismo camino. Muy buen toque de humor.

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  2. Me latió!..el lenguaje es sencillo y adecuado...menos complejo que Dante jajaja..citaré a ese personaje tan conocido Cochiloco "este y no chingaderas es el mismísimo infierno"...

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