Viernes había clase en El Poli pero no importaba, seguro el
viejo teto de voz pasiva y aburrida que impartía clases de cálculo integral no
notaría la ausencia de Daniel. Esa noche él, Guillermo y Gloria no durmieron.
Dani estuvo pegado a su
laptop. En ocasiones pedía a los otros dos que lo ayudaran con cosas simples,
cosas que cualquiera podía hacer (copiar un código del libro de programación al
blog de notas, por ejemplo), Memo tenía una computadora de escritorio algo
vieja pero funcional.
Para las 8:13 a.m. del
viernes Daniel había terminado. Su conexión a internet y habilidosas maniobras
para cambiar su IP habían permitido acceder a la base de datos del CISEN y la
SSF, entrando y modificando las bases de datos. Ajustó al robot para actuar
casi como todos los demás, sólo que daría preferencia a la seguridad de
Guillermo y Gloria: los defendería de cualquier amenaza, aunque se tratara de
otro agente de fierro.
Los datos fueron
transferidos por el cable y el agente fue encendido. Gloria y Memo pusieron
cinta de aislar en las partes dañadas. Lo llevaron con Chucho, su amigo del
taller mecánico automotriz para que arreglara la pintura y sustituyera el
cristal roto. Tras el mediodía, parecía no haber sucedido nada.
-¡Quedó bien chingón!- dijo un sorprendido
Guillermo al ver el resultado final.
-Ahora vamos a probarlo. Vamos con Alejandra, la pendeja
ésa que nos delató en la escuela, la que le dijo a la directora Carmen que yo
había rayado en el baño su nombre. Que la haga de pedo frente a esta cosa para
que le parta su madre- propuso Gloria con pupilas dilatadas por las ansias de
ver sangre.
Los tres fueron en
dirección de la escuela. El robot aguardó en la acera, frente al pórtico
escolar. Una joven robusta (Alejandra) tomó por los hombros a Gloria,
agitándola con evidente adrenalina. Guillermo observaba cómo su novia, a pesar
de ello, mantenía una sonrisa placentera en su rostro. El agente de metal cruzó
la calle con paso firme.
Algunos automovilistas
voltearon sorprendidos al ver la escena, transeúntes corrieron abandonando la
zona, un cuerpo de mujer caía en seco al concreto de la banqueta, golpeado,
moreteado y sangrando de la cabeza, la nariz y la boca. Todos sabrían que las
quejas no tenían lugar: la CNDH era cada vez más impotente ante los abusos, la
red era monitoreada, las llamadas de denuncia anónimas eran una broma (si podían
vigilar internet, hacerlo con el teléfono era cosa de infantes). El acto se
consumó sin que alguien tratara de evitarlo.
Al caer la noche, Memo y
Gloria llegaron al departamento de Daniel, extasiados por el éxito de su acto.
Guillermo sacó un revólver de la bolsa de su sudadera y la puso en la sien de
Dani, que estaba sentado en su comedor cenando una sopa instantánea.
- Traemos otro robot, cabrón. Vas a hacer lo mismo
que hiciste con el otro o vas a valer madres ¡¿Oíste, pinche nerd?!- Guillermo
temblaba ansioso, mientras Gloria reía de forma estúpida. Estaban claramente
drogados, un polvo blanco podía verse en las orillas de las fosas nasales de
ambos.
- Sí, no hay pedo. Tranquilos. Lo voy a hacer-
contestó Daniel sereno y a la vez nervioso.
Alrededor de la 1 de la
madrugada, Gloria estaba profundamente dormida en el piso del comedor.
Guillermo cabeceaba en una silla del mismo. Daniel no podía dormirse, debía
aguantar, sabía que este segundo agente era de mayor categoría que el anterior.
Además su ingenio y conocimiento habían ideado una salida a su problema.
Pasadas 6 horas y
trabajando a un ritmo increíble, Dani había logrado programar a este robot a su
favor. Pero no sólo eso, ahora podría transferir el nuevo código al otro
ejemplar por medio del láser, a través de los cristales de ambos. Sin duda, un
parche informático único que evitaría que las acciones de Memo y Gloria se
convirtieran en un vicio.
-Ahora sí, hijos de la chingada, ya estoy hasta la
madre de ustedes- Daniel despertó a un desconcertado Guillermo- Van a traer
otros 10 robots iguales a éste último, y van a tener mucho cuidado porque ya
están en la lista de las 28 personas más buscadas en este país- Los robots
policía estaban detrás de Dani con armas apuntando a la pareja.
-¡Pinche Memo pendejo, ¿Cómo te fuiste a dormir?!-
gritó Gloria histérica.
-¡Cállate, estúpida! ¿No ves que nos están
apuntando?- Memo trataba de evitar que
su novia hiciera cualquier cosa.
Un robot policía levantó el brazo con el arma
en mano. Ésta sonó acomodando la bala en su interior esperando sólo a que el gatillo fuese
jalado.
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